La Banalización Del Mal

Trecho del Programa de Rádio El Hombre Universal, con el Dr. Norberto Keppe y la Dra. Claudia Pacheco

Keppe: Existen básicamente dos tipos diferentes de persona. Por un lado, usted tiene personas que son virtuosas y éticas, acostumbradas al bien, que tienen más consciencia, más atracción por la bondad. Pero ese tipo de personas generalmente son incapaces de ver el mal en los otros. Ellos son ingenuos, fácilmente influenciados por individuos deshonestos. Ellos no ven la deshonestidad en los otros porque no logran ver deshonestidad en sí mismos.

De otro lado, usted tiene personas delincuentes, pero, realmente enfermas. Y esas personas generalmente hacen amistad con otras personas que son semejantes a ellas. Esos delincuentes saben cómo lidiar unos con los otros, así como un individuo virtuoso sabe como lidiar con otro individuo virtuoso.

Independientemente de cuan sanos seamos, todos nosotros tenemos muchas características en común con los psicóticos del hospital psiquiátrico. La única diferencia es que la persona más saludable sabe cuan destructiva puede ser la enfermedad mental, y como es más ética e inclinada a la bondad, ella se frena y se impide desarrollar en el tipo de comportamiento destructivo, corrupto o criminal de los enfermos más graves.

Hoy yo estaba hablando con una paciente sueca, que me dijo que existe un gran puente en su ciudad natal desde donde muchos jóvenes estaban saltando intentado matarse, y que ellos tuvieron que poner redes en ambos lados del puente para detenerlos. La patología del hombre es violenta por naturaleza, pero generalmente es reprimida. Freud pensaba que reprimir los instintos era peligroso. El creía que la sociedad era represiva. Él pensaba que, si usted diese rienda suelta a los instintos y removiese esa censura, entonces la humanidad mejoraría. Y de hecho la educación infantil, la psicoterapia y la psicología enfatizaron en la libertad del individuo. Esa orientación dice que el individuo debe ser libre para ser el mismo, para formar su propia opinión sobre todo, pero esa actitud llevo a la situación desastrosa en que estamos hoy, porque, en vez de liberar apenas la parte buena, la parte negativa del ser humano también fue liberada – esa actitud enfermiza de matar a los otros, de matarse, de desconfianza, de proyección, de pensar que el otro es un bandido cundo el no lo es, de creer que somos inútiles y que los restantes no lo son.

CLAUDIA: Nosotros vemos hoy tantos jóvenes volviendo el bien y el mal banales. Es tan banal que una persona se mate. Parece que ellos están apartándose de la distinción entre el bien y el mal, de la seriedad del mal, de la seriedad de destruir el bien. Para esos jóvenes que tienen un gran aprecio por las drogas y el suicidio, cometer suicidio es algo sin importancia.

KEPPE: Cuando decimos que los seres humanos nacen con problemas muy serios, muchos se preguntan: qué es eso? Es el llamado pecado original? ¿El mal fundamental del hombre? Eso es algo instintivo, debido a los impulsos sexuales reprimidos? No, Nuestro mal fundamental, aquel que más nos perjudica, es nuestra envidia. ¿Qué es la envidia? Muchas personas confunden envidia con celos, que al individuo le gustaría tener lo que los otros tienen para sí. Pero la envidia es el proceso de querer arruinar la vida de los otros y de si mismo. La envidia no es solo el sentimiento más inútil que existe, es también el más peligroso. Por ejemplo, si una persona es golosa, ella quiere comer; si ella es lasciva, quiere sexo; si ella es codiciosa, quiere dinero. Pero no hay nada de eso con la envidia. En la envidia, el individuo quiere volver todo inútil, además de inutilizar a los otros para impedirles tener y también impedirse tener.

Y nosotros realmente debemos agradecerle a Freud, porque el fue el primero en percibir que la vida social de los seres humanos es más una máscara. Muchas veces una persona puede tener una imagen fantástica, como un actor o un político famoso, un medico o alguien con una carrera muy exitosa, pero si usted fuese a analizar la vida interior de esa persona, usted vería una cantidad terrible de rabia, odio, envidia. Estoy recordando ahora algo que san Agustín dijo en la Edad Media – el dijo: no tengo nada que decir sobre un criminal, porque yo también podría ser un asesino, un ladrón.

CLAUDIA: Usted acostumbra a citar a San Agustín y al remordimiento que él sintió cuando percibió el placer que sentía al ver a una araña matando una mosca. Pero cual es la diferencia entre un santo que percibe el mal en si mismo, o fuera de el mismo, que está afectado con eso, que no se siente bien con eso – y un individuo más enfermo, que volvió banal el mal en su vida, y considera el mal como normal?

KEPPE: Eso es algo increíble sobre nuestro estudio de la psicopatología. El individuo que está interesado en el bien, interesado en Dios, interesado en hacer el bien, en la verdad, en la estética, ese individuo ve el mal. Pero si un individuo se sumerge profundamente en el mal, si él solo piensa en robar, extorsionar, engañar a los otros, esa persona no percibe más la bondad. La persona que está dentro de la bondad puede percibir el mal, pero la persona que está dentro del mal no puede percibir más la bondad, porque ya descendió profundamente a la inconsciencia. Eso es muy importante para la psicoterapia. El llamado inconsciente Freudiano no es un compartimento de la Psique que tiene buenos y malos elementos. El inconsciente es donde el individuo reprime todas las malas intenciones que tiene. Si el hace algo bueno, el queda contento. Pero el mal que el hace, aunque sea algo que la sociedad haga o el mismo crea que sea malo, será reprimido. El no quiere verlo. Pero después de practicar mucho el mal durante algún tiempo, el va a banalizarlo. El puede hacer el mal que quisiera, que eso no importará.

CLAUDIA: Una persona que está dentro del bien queda afectada con el mal. El halla eso repugnante. Pero una persona que está dentro del mal halla que eso está bien.

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