PRESENTACIÓN

Del libro Psicoterapia y Exorcismo, de Norberto R. Keppe, página 3.

Existe un engaño fundamental en los exorcistas, el de considerar a los demonios semejantes a los seres humanos, que aún están más o menos con Dios, y de vez en cuando manifiestan actitudes inaceptables, violentas o fuera de la realidad; los demonios ya están en ese mundo irreal, sin condiciones de percibir lo que están haciendo, igual al ser humano psicótico, que ingresó en los delirios, sin tener ninguna idea de lo real, pues ya no pertenecen más a nuestro universo del conocimiento del bien y del mal. Los diablos están encerrados en un vórtice de fuego, destruyendo eternamente lo que existe, pero sin extinción, por no aceptar su propio ser, lo que les impide destruir la vida – ese factor de no aceptar lo que existe, teniendo al mismo instante existencia, creó en ellos ceguera, sordera, ausencia de gusto, de olfato y de tacto, y en los sentidos internos no teniendo más intuición y conocimiento, amor y sentimiento, actuación y acción, como si fueran pedazos de piedra, intentando incrustarse en los seres vivos: humanos, animales y hasta en los minerales, para sentir un poco de la vida y salir de la nada que escogieron. Lo que sucede realmente con los individuos posesos es siempre la ausencia de sentimiento bueno, o de pensamiento racional, dando fuerza total a los elementos instintivos, con todos sus efectos patológicos: odio extremo, fuerte envidia y, principalmente arrogancia con teomanía, lo que redunda en avaricia, deseo violento de placer, hambre descontrolada y sopor inveterado y eterno. Puedo afirmar que en las psicosis existe más posesión diabólica que en la enfermedad orgánica, que muchos investigadores intentan ver bacterias en los cerebros de esos enfermos, aunque por fuerza de sus conductas, hayan deformado su materia gris. Después de que el ser humano aceptó el delirio de Lucifer y sus secuaces, pensando que podría ser lo que no es, y principalmente subir encima de las estrellas, para volverse un “pequeño dios”, cayó de su condición humana para volverse un animalito más, con una existencia casi que instintiva solamente. – es por ese motivo que los artistas pintan los diablos como si fueran animales. De cualquier modo, lo que notamos en la estructura social, es todo el conjunto de leyes e imposición de los poderosos, para enjaular, frenar y obligar a sus habitantes a vivir de forma animal, obedeciendo a patrones orgánicos.

Trato en este libro el asunto fundamental sobre la humanidad, que hasta ahora no ha sido entendido, con toda la posibilidad de comprender sus fallas, y alcanzar el tan soñado Reino Divino para nuestra civilización – estoy intentando mostrar que el principal motivo que nos impide llegar allá es el obstáculo que Lucifer puso entre nosotros y Dios. Por consiguiente, si no hay esa concientización y, principalmente su corrección, no saldremos de esa agonía vampiresca de los espíritus malignos. Es importante que el exorcista perciba que, el individuo poseso solo es exorcizado, si acepta eliminar sus demonios – es exactamente el mismo proceso del psicótico, en el que la mejoría viene al admitir su locura. De otro modo, en cualquier tipo de patología, sucede lo mismo, lo que nos aclara en gran parte, la etiología de las enfermedades. Digamos que poner las desavenencias de nuestra existencia solo en los demonios, es un proceso de fuga de la consciencia de las propias heridas – lo mismo sucede si ponemos los males solamente en la vida física. Tanto la idea de que una persona solo tenga problemas médicos, o por el contrario únicamente espirituales es patológica y fuera de la realidad, ocasionando un peligro mortal para su poseedor – en ese sentido no solo el médico puede cometer un engaño fatal, como también el exorcista, si va en el mismo sentido. .

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